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de Urbina, Pedro de Vergara, Pedro de Castro, el bachiller
García Diaz Arias, el licenciado Carabajal, D. Pedro Puerto–
carrero, D. Pedro de Carabajal, Francisco de Godoy, con
otros, é les dijo lo que habían pasado en el Cuzco los licen–
ciados de la Gama
y
Espinosa, con los demas que habían ido,
é
de lo que respondía el Adelantado á lo que de su parte le
habían ido á decir, é de cómo le escribía que queria dejarlo
en manos de terceros para que lo que determinasen fuese
hecho, no dejando todavía, aunque esto le enviaba á decir,
de engrosar su ejército é aderezarse de todas las armas que
podía para salir del Cuzco; é que le aconsejasen lo que le
convenía hacer. Despues que hobieron tratado sobre ello, pa–
reciéndoles sería cordura procurar la paz
é
concordia
é
huir
de la guerra é disinsiones, é que el Gobernador debería, por
su parte, de nombrar otros dos caballeros como D. Diego de
Almagro,
é
verían lo que determinaban acerca de partir los
términos de las gobernaciones, no dejando de juntar la más
gente que pudiese, é hallarse aparejado para todo lo que le ·
pareciere.
É
teniéndose por bien aconsejado, mandó llamar
delante de sí á los mensajeros que por su mandado habían
ido al Cuzco, é juntamente con ellos á Domingo de la Presa,
é dijo, que asentase por auto público cómo está presto
é
pro–
mete de estar por lo que dijeren, aclararen, hicieren, con–
certaren los terceros que fueren puestos de parte del Adelan-·
tado
D.
Diego de Almagro é suya, é que no iría contra ello
jamás;
é
de esto que así decía, hizo testigos al licenciado Be–
nito Xuarez de Carabaja!, é _Felipe Gutierrez, Francisco de
Godoy,
y
el padre Bobadilla.
Ya dijimos en los capítulos pasados cómo Alonso de Alva–
rado,
é
Gonzalo Pizarro, é Lorenzo de
A.
dana, Hinojosa
é
1os
otros habían salido del Cuzco con voluntad de se venir
á
la
ciudad de Los Reyes para se juntar con el Gobernador,
é
por
ir Almagro con su ejército por el camino marítimo de los lla–
nos , determinaron de irse ellos por el de la sierra;
é
comen–
zaron de caminar con tanta priesa, que, de cansados, algunos
caballos se les quedaban, cou riesgo de ser muertos por los