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dueñoJ ni quien las guarde ni encierre,
sino que todas son mostrencas, que Dios las crio
alli como las ouejas aca en el Peru. Los yndios
flecheros, llamados en su lengua querechos, andan
tras ellas como alarbes y traen vnos tendejones de
cuero de toros, muy bien adobados y muy blan–
dos, que no parescen sino hernias que los mari–
neros traen en la mar, que los traen vnos perros
muy grandes que los cargan como si fuessen aze–
milas. Con estas bacas se mantienen estos quere·
chos gentilmente, y lleuan la carne seca y bien
molida en piedras muy lisas, como harina, a ven–
der ·a muchas y diuersas partes, como
m er~ade
res y tratantes, y para la auer de moler la hazen
tasajos y la secan muy bien al sol, y despues de
molida la beuen co.n agua a manera de ma<;¡a–
morra, y es muy sustancial. Estas siete cibdades
fueron conquistadas, mas empero no pobladas,
de Francisco Vasquez Coronado, por su locura,
0
las quales son. llamadas Cibola, TiguexL Gafas,
C~yque,
Axa, Acuco,
y
a la redonda dellas ay
otros pueblos grandes y biuen como señorios, ,
y
a la postre llegaron a la cibdad de Quiuira, desde
donde el Gouernador se boluio atras, en donde
auia dexado la mayoi; parte de su gente, con los
capitanes (r), los q uales se llamauan Don Tristan
de Arellano, Capitan General; Don Pedro de
Touar, que tambien era Alferez Mayor, sobrino
(1)
En el ms.,
cajitas.