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COSAS DE ANTAÑO

1.

I

cluído

y

lós enmascaradbs

danz~rn+es

v demás fieles se entre-

gában

la profana adoración ele Baco: cuando

á

la~

seis

y

me–

dia <le

la

tarrle

Vé-t

dos rnarquinos,

á

pié

unos,

y

á

caballo otros,

se

on.~sentarpb)

á

las puertas

de

la cas·a de mayordomo, el

1chd–

cai1o Tose Laveriano,fodio

rH-incipal

y

muy querido del pueblo,

en solidtud · e ]icor por

su

dinero.

Verlos La

veriano,

desperhuse su odio. llamará los d:in–

zantes, armarse estos con palos

y

piedras emprender

el

ataque

sobre sus rivales

á

golpe

de la

caja ccn que poco antes se

di–

vertían,

y

formarse la mas -descomunal batalla, fué cosa de

momentos.

Resultados: un hombre muerto, el indio pri11cipal de Mar–

ca, Antonio Fidel, y varios heridos y contusos.

III .

.Los derrotados rnarquihos acueieron en demanda de jus–

tiLia, ya que no les era · posible tomar la revancha en · lid de

fuerza.

Era corregidor

y

Justicia Mayor de

Ja

pr0vi1.. cia de

H

uay-

1as,

el marqués de Casa Hermosa, noble señor que,

eb

punto

á

hacer barbaridades, calzaba número uno.

Recibió la quere11a, actuó la sumaria

y

en pocos tlias libró

mand:amiento de prisióh contra Íos enjuiciados y de embargd

de sus bienes:

y

entre estos cayó, nada menos que Sah Cristo–

bal, patrón del•pueblo,

vera efigie

del

santo hallada entre las

cosas de Laveriano.

Levantóse una tole-tole

~nfernal.

Los notables de Jos pue–

blos vecinos, amigos del de !choca, elevaron actas al Córregi–

do'r, comprobantes de la lnocencia de José Laveriano y

J

uah

Esp1ritu. únicos encarcelados,

ptlei

los demas autores se picie–

ron humo; se cantaron rt1isas en snfragiq de la libertad de los

presos, con gran alborozo de curas,

y

hasta

se

sácÓ en

proce–

sión

á

San Cristóbal, para que hiciera el milagro

de

libertad

á

sus

devot

JS.

¡Nada! Cuando un indio caía en manos del marqués ya

te–

nía para larO'o,

y

no babia santo que le valiera. Cárcel y gri–

llos con

él

sino tenía nueve pe os con que pagar los derechos

de alguacil mayor

y

librarse de los últimos.

El juicio siguio adelante y el 7 de Octubre de

1784

el

cór~e-