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Del mismo modo queman tambien vivos por otros delitos
á
sus adivi–
nos, llamándolos falsos.
LXX.
Si el rey manda quitar la vida
á
alguno de sus vasallos,
no la perdona
á
sus hijos, obligando
á
todos los varones
á
morir
con su padre
(t),
si bien
á
las hembras ningun daño se les hace.
La solemnidad en los contratos
y
alianzas de los Escitas con cual–
quiera que los contraigan, es la siguiente: colocan en medio una
gran copa de barro, y en P.lla juntamente con vino mezclan la san–
gre de entrambos contrayentes, que se sacan hiriéndose ligeramen–
te el cuerpo con un cuchillo
ó
con la e pada (2). De pue de e to
mojan en la copa el alfange, l:i s<>gur, las
aeta y
1
dardo;
y
he–
cha esta e remouia pasan
á
sus voto
y
largas
depre~
ione , tra · de
las cuale& bPben d >l
i11\> ensangrentado, asilos actore principales
de !a confederacion, como la per ona ma
r petaule
de
u
comitiva.
LXXI.