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o
Cttrtas
de las
MifsioneJ
enfermedad,
y
que
fan
~
de
ella ,
como
muchf1s
otros, con el rcmtdi , cuya Recct
dar
e
aqut.
Me
confcf o el pa iente , que havia lido acoa1etido de
efte
m ~ll
al
anot:hcccr ,
dcfput>s de
haver
efl:ado
furiofarnente irritado ,
y
que
~frando
bueno ,
y
abandonando{e
a
femejantc
colera • le bolvio a
acom
ter el
mal)
y
bolv
io
l
efl:ar
bueno,
va.icndof'e
del mifmo
ren1edio.
Han
paífado
muchos años,
Gn
que
haya
fentido acometimi nto alguno de efia
enfernledad. Coofifie, pues , el remtdio en lo
fi...
guiente. Se ton1a
el
hí
0
ado de un carnero,
u
de
·una ov ja , que tenga la cabeza negra : fe corta
con un cuchillo de caña
de
Indias,
u
de madera
muy
dura: fe quitan los nervios., los
pellegitos,
y
venas.
Luego fe rodea todo con una hoja de Ne–
nufar, haviendo echado
fobre
ella un poco de fa-
:)itre bueno. En fin, fe pone el todo a cocer en
ua
puchero
fobre
fuego lento,
y
fe menea
muchas
ve–
ces mientras cuece, teniendo fiempr'e fobre la
ca~
beza un lienzo grande, que
cuelga
hafia el
fue
lo,
¡Jara que
el
humo que exhala
el higado , no fe
dHi~
pe,
y
fe
reciba enteramente.
Levantand0fe
efl:e
hutno íaludlble hafl:a
los ojos , que fe tendran
abiertos , hara defl:ilar el humor mot bifico,
y
fe
hallara
bueno el paciente. Si fe
toma
efte
reme~
dio a n1edodia , aquella mifma tarde
fe
defvanece.,
ra
la incomodidad. Algunos, para mejor aífegurar:
la
Cllra,
aconfcjan, que fe
coma
una parte del
higa~
do,
y
fe beba el caldo ; pero me han aífegurado
otro¡,
que
no
es
meneíler,
y
que
han vifto
mu~
chos
que
curaron
,
tomando de efpacio el
humo
mi:"ntras
que
cuece el
higado;
y
me dixeron
tam..–
bien, que era inutil hacer cafo
del colo¡
blanco ,
o.
pe
gro
de la !ana
4el
carnero!
El