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•
d
,
,
•
d.
J
43
sten o esro ast
<
que
mouvos
pu
1eron
ba~rar
para
que
SI!
imrodux era
en íla
l11quis!ci on,
y
sos1uviera
por
ranr o
ti.;..:rn
po
'una
prácti ca
tan es candalosa
~
( Será la.
necesi.J ~HJ ~e
ma_nrener
con ella
la relígion?
P~ro
i
po–
aiaa
des ¿ar mas
sus
enemigos
para
desJcredital
Ja
y darlá
por
el
pie,
qne el
qu~
fuera
cit!na
\!Sta
n ecesiJad?
¡Se–
Já
la
inJ~moid a d
dd
delator
y
Jos testigos
?
Pero
¿
qué
sociedad ts esa , en que las Jtyes
ne plüte.gcn
bastant~
1\ sus individuos,
y
en qqe puedt::n mas eHos
que
el
so-:–
berá.no~
(Será ' la nota que se seguiría al delator
!
Cort
que elcriminal en pÚtJlico
i
será hornbre
juscificado
ea
secreto
?
¡
Qué errores
ha
engendrado , de que:
ruales
ha sido causa un falso zdo de religion
!
Léjos de ser-
solo prácticas,
sino
rambien
teór
kas de
eloqüenda
sa–
grada ,
con
las
que
adquirió
el ·
estilo .nervioso que
ve–
mes
eo sus .. escritos. Habiendo pues
sido
acusado
~e
que
en sus sermones , en
u
e otras cosas , cerraba las
puercas
del cielo
á ,
·tos
ricos ,
le
prendió
la Inquisicion de Se..
villa;
y
hallándose
próximo .
á
ser
cond~nado
,
le
dixe-'
ron
los
inquisidores
qut! su negodo
-esraba
-en· manos
d~
Dios!,
queriéndole
significar
con
esro
_que
estabJ
desau.;..
ciado;
y
le
pregontaron
segun costumbre
si
sospechaba
de áfguicn , que
fu~se
su
enemigo La
tranquilidad
Jea.
'ánimo · por" una
parte , con
que
d
reo
les
conteS{Ó
po~
crían sedo
los ofendidos de
hs
verdades
del púlpito,
y
que su causa ·nunca ·
esub1
mejor
que
en manos de Dj(}s;–
y
por otra la, grande
opinion
·que tenia · en todo
el
rei-:–
~o,
obligaron
á
los
jaeces
á.
b.1cer
las ·mas
particulares–
investigaciones acerca _de
acusadores
y
testigos.
Con
ella~
se enconuó
ó
i~terceptó
, no se
dix.:>
de-
qu~
moJo ,
~unque
se
creyó
babia tenido
mucho de
extraordloJrio,
una
ca1
ta
en
que uno
dé
los
testigos
exhonabJ
á
ouo
.~
mantc&eJse
firme ·
en su declaracign · con
pálabzas , q¡¡;
'·.