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12.3 -
¡.Guerra al infame! gritó en
RU
demagó–
gico furor el infeliz Voltaire,
en~:trbo-·
¡·..
lando la ensangrentada enseña de la im–
piedad. ¡Guerra al infame! contestaron
sus satélites agrupándose en torno de
aquel hombre de perdición;
y
diciendo...
dan princio á aquella obra del infierno,
que continuada c,on infatigablé perseve–
ranci~, t~ntos
dJasl de luto dü:ra á la
Igles1a
y
a la soCiedad
y
tan atroces ul–
trajes é irreverencias
y
desacatos ha
irrogado á Jesucristo,
especialmente
en el adorable mist(;)rio d.e la Eucaris–
tía, llegando el .sacrileg!o hasta tal pun-
t'O que aún en las salas legislativas de In
glaterra se firmó el decreto nacional de
destierro contra el Verbo Encarnado en
el San'tísimo Sacramento.
· 16.
La apostasía de Enrique VIII pro–
dujo el anglicaniHmo con sus innume–
rables sectas, así como en Alemania la
apostasía de Lutero produjo el protes–
tantismo. El jansen\smo ,es un enjen–
dro del protestantismo, así como los ho-
' rrores de la commune son el último acto
de la revolución francesa.
1
VI
17.
¿Hasta cuándo, Dios eterno, vere–
mos el triumfo de la iniquidad? ¿hasta
cuándo reinará la ünpiedad sobre
la
tif3rra? ¡quién pudiera indemnjzar y de ''