As s·
u
N T
o XXV.
f8· ~
§.
IV.
2
5 HAbiendo, pues, los Parroehos de afsi.t:
tir
a
los Moribundos perfonalmente
7
y
por s1 mifmos , es .menefier que vayan con dili–
.gencia
a
~fsifiirles'
que les afsifian con efpiritu
y
zelo, que no les dexen hafia hlber finado. Ayn–
denles
a
bien morir,
i
lograr una buena muerte,·
a
acabú en gracia y amifiad de Dios ,
a
fal vat
fus Almas. Miren quanto defea la Iglefia efia par–
toral afsifl:encil! en aquella ültima terribilifsima
hora'
y
quan eficaz y repetidamente fe la encar–
ga en ·varios Decretos de las Congregaciones,.
Concilios
y
Synod.os.Miren lo mucho que im–
porta, para
gue los Moribundos configan
el
ulti~
mo fin para
el
qual fomos criados; pues
mucho~
de ellos, por medio de efia afsifiencia, efcapan
de las garras del Demonio, que fin ella , Dios fa.–
be lo gu .feria. Miren quanto' es de la obliga-
cion d '
inifierio de Cura de Almas , gue na, ;
les obli ' . Jenos) que
a
gravifsimo cargo de con–
ciencia. Y miren en fin quanto es del agrado
de
Dios Nuefiro Señor, de la. aceptacion de la Par..
rochia, y de honor para
SI
mifmos.
2
6
Animenfe
a
efia. grande
impor~ncia,
con
la confideracion de fer efta una obra tan del agra–
do de
íi.1
Divina Mageftad, que los Santos ,
lo~
Angeles,
y
la Virgen Santitsima, muchifsirnas ve"
ces, la han exercido por
SI
mifinos. En quanto
:l.
los Santos, falo apuntare
el
cafo que ft.1cedio en
el principio de
.la
Centuria pafada, en la .Parro;
c
b ia deCanovellas del Obi[pado de .
Barcelo~~¡~
Tom.II.Bb
que_