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jamás hé perdido de vista sus
padecimien~
tos y quebrantos. Por todas partes el es–
tudio , la
ob~ervacion
y el contraste de la
situacion de otros Estados mas favoreci–
dos por la Divina Providencia, llevaban
mi espíritu
á
la investigacion de los me–
dios prontos y activos para atajar el m:al
que nos disuelve y aniquila. Y si á nadie
se ocultan los mas urgentes y adecuados
para estirparlo en su raíz , su aplicacion
no está por ahora al alcance de la huma–
na posibilidad. Pero hay otros cuya vir–
tud
y
eficacia no es menos trascendental
é importante : y
su estudio será muy
digno de vuestra ilustracion, asi como su
planteamiento sería el mejor título á la
estimacion, renombre y celebridad de es–
ta Academia, y el mayor bien que pudie–
ra grangear á su pais. Uno de estos me–
dios es fomentar y organizar la educacion
de la juventud peruana, en armonía con
las necesidades sociales y permanentes ;
único y seguro medio de abrir el camino
á
un porvenir mas lisongero, sentando en
ella los cimientos de la verdadera prospe–
ridad pública.
Por desesperado que parezca el esta–
do social de una nacion , queda siempre
este recurso e:ficacísimo , incontrastable
y
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