DEVOTOS~
y
ocupada sin cesar en mil cuidados supérfluos, en Día XII.
mil
pensamientos inútiles , no está en parage de
oír
Ja
voz de aquel Señor que solo habla
.al
co-
razon recogido. Aplícate
á
adquirir esta paz inte·
rior. Reprime esos ímpetus del natural, esa preci-
pitacion en el hablar, aunque· sea en las ocasiones
mas
santas
y
sobre cosas mas espirituales. Mu-
chas veces lo que se llama zelo , no es otra cosa
que humor
y
genio. Evita quanto puedas esa multi -
tud de ·ocupaciones , que solo sirven para distr:a-
herte. No conviene estarte ocioso, ni mano sobre
mano; pero siempre has de estar sosegado ,
y
muy
dueño de tí mismo.
2
Nunca t'e entregues tanto
á
lo exterior, que
sea en perjuicio de tu recogimiento. Debes prestar–
te , pero no entregarte
á
los negocios exteriores.
Todas las mañanas has de hacer propósito de an–
dar contínuamente en la presencia de Dios,
y
sin
otra diligencia serás modesto
y
recogide. Habla
poco ,
y
procede en todo como
tm
hombre que
nunc;:a pierde de vista
á
Dios. Quando dé la hora,
recógete dentro de tí
mismo,
y
vuélve te
á Dios
con alguna breve . jaculatoria. Antes de dar princi–
pio al
estudio , al trabajo ,
á
la oracion , recógete
por algun momento; este silencio es maravilloso
medio para hacer
á
una alma interior
y
espiritual;
no
dexes de
praéticarle.
DIA