DE VOTOS.
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en tro-pas ,
ansiosos de vivir baxa
la
direccion de
'San Gil, á quien se le obligó
á
encargarse de su
gobi rno , á pesar de toda su repugnancia;
y
des–
-de .entonces se vieron florecer en aquel desierto l<?s
-mismos prodigios de
pen~tencia·
, de oracion ,
y
de
·todas las demás virtudes, que hasta alli sa1o se ad–
miraban en los páramos de la Tebáida-,
y
en los
yermos arenales de Egypto.
Estando el Rey en Orleáns,
y
teniendo nece-
"
sidad de los consejos del Santo Abad , le mandó ir
á
la
Corte ,
y
fue su viage úna continuada série
de milagros , que hicieron famoso su nombre en
todo el Reyno de Francia; pero el mas ruidoso
y
el mas útil de todos ellos fue la conversion del
mismo Rey. Hallabase gravada su conciencia con
·un pecado grave, que no se resolvia
á
confesar;
y
refiere San Antonino, Autor de la vida de nues–
tro Santo, que un día le pidió aquel Monarca con
particular instancia que le encomendase
á
llllestro
Señor. Hízolo San Gil ,
y
estando en oracion cla..
manao
á
Dios por el Rey , tuvo una vision , en que
se .le apareció un Angel, que le dexó
Ull'
vi11ete so–
bre el altar , asegurandole que el Señor le babia
..¡~
1
oído. Tomó San G·il el villete , llevósele al Rey,
y
_
habiendole leído , halló en él , que Dios movido de
J
las oraciones del Santo , quería misericordiosamen-
-te perdonarle aquel pecado , con tal que le ·confe–
sase , y hiciese penitencia de él , como lo executó
el arrepentido Monarca , siendo su conversion vi..
sible efeélo de las oraciones del Siervo de Dios.
_,
J
Restituido el Santo Abad
á
8u
Monasterio, pa-
só algun tiempo en _él , dedicado al exercicio de
tp·
Día
l.;
, .