DEVOTOS.
<le hacer en una'. Comunida<l un Superior, si le an(,Dia XXIX.
ma un zelo puro ,· <liscreto, prudente
y
acompaúado
siempre <le un porte cxemplar
!
¡Qué inmensos bie-
nes harán en la Corte
y
en rns Estados los Monar-
CdS
y
los Príncipes , quando anuntes de
L\
Religion
•
hacen que florezca en ellos l& refüt11d
y
la justicia!
l
Pon en práétic& estas reflexiones.
DIA TREINTA.
San Pablo, Aporto!.
S
AN Pablo Ap6stol, Dollor de
las gentes
y
oráculo del mundo, fue Judío, de la Tribu de
Benjam(n ,
y
se
llamaba Saulo. Nació en Tarso,
Ciu~
dad celebre de Cilicia, dos años despues del
nací~
miento de nuestro Señor; por su nacimiento era
ciudadano Romano; privilegio que concedi6 el Em·
pemlor Augusto
á
los Tarsenses , en premio
<le
Sil
fidelidad. Su padre , que profesaba la scfü de
la.
Faristos,
le envió
á
Jerusall:n siendo aún muy ni–
ño , para que le educase
y
le
instruyese en ella Ga·
malil:I, enscñandole
la dofüina de la Ley
y
de las
tradiciones. En poco tiempo hizo grar1'ks .progre–
sos'
y
siendo uno de los mas zelosos parciales de
la
Ley , fue por
consi~ente
uno de los mas ar–
dientes perseguidores de la
Iglesia. Muy en bre·
ve llcg6
á
ser furor su fu\so zelo. No contento con
haber pedido
terca
y
encarnizadamente
la muer–
te
de San Esteban
1
quiso tener el gusto de guar-
003
dar