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EXERCICIOS
Junio·. des de su afefüda virtud , creyó que aquellos di–
chos eran efeétos de la maledicencia y de Ja envidia¡
hasta que habiendolos tratado mas de cerca, reco–
noció eran lobos
carniceros cubiertos
con piel de
mansas ovejas ; desde aquel punto se declaró ene–
migo mortal del Arrianismo, cuyos parciales no tu–
vieron contrario mas formidable.
Impelido siempre de su amor
á
la soledad , se
retiró á un desierto de la Provincia del Ponto, don–
de
él
solo praéticó todas las grandes virtudes que ha–
bía observado en los Anacorétas de Egipto y de Pa–
lestina. Traía siempre inmediato
á
las carnes un ns–
pero cilicio que cubría cuidadosamente con un hábi–
ro grosero para no hacer obstentacion de la peniten–
cia ; siendo sus ayunos tan continuos
y
tan riguro–
sos, que estragada del todo su salud , naturalmen–
te delicada, parecía un esqueleto animado;
y
no se–
ría temeridad decir que sin milagro no parecía po·
sible se conserváse su vida los treinta años que vivió
despues.
Hicieronse famosos los desiertos del Ponto con
el retíro de Basilio , concurriendo de todas partes
n~ucho né'.~ero
de personas para entregarse
á
su go·
b1erno. D1olas unas reglas en que se contenia la mas
elevada perfeccion ; y fueron , por decirlo así , co·
mo la
fuente universal donde bebieron las suyas
los santos Fundadores de Ja sagradas Familias. Hi–
cieron quanto pudieron los vecinos de Neocesarb
para llevar al Santo
á
aquella Ciudad; pero no fue
posible vencerle á que abandonáse su retíro, hasta
que le obligó
á
eso el zelo
y
la caridad. Estos do>
motivos le arrancaron de
1:1,
poniendole en preci-
sion