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V
O
To
S.
el principio de efta vida etern:i es la muerre rem-
Dia_
XXVIiI.
. peral.
.
O!¿anto confüela
a
una alma
juíl:a
la memóri a
de
·]o pafado ! Q!anto la .alegra la
viíb de
lo prefenre!
Q1anco b alienta 1a e{peranza de lo fmuro !
L.1
e{pe–
r:111za ,
d igo , Je las mifericondi:is de l Señor, qu e
efrá
p:ira recibir, <le
l::t
eterna bienaventur:rnz:i , que efiá
yá
para gozar.
L-:i
muerte de los Jufios es como un prelll–
dio de la gloria eterna.
A b
verdad,
el
alma mas fant a tiene juíl-o morivo
para temer
a
vifb
de
fus pecados; pero cambien
b
al ien–
ta
rnaravillofamente la viíl:a del Crucifixo. Las oracio–
nes de
la
Igleíi:i, la interceíion de los Sancos,
y
fobre
todo
b
de
la
Rey na de los
mi{mos
Santos,
b
viíla mif–
m:i de J efü -Chriíl:o infpira
a
los Ju íl:os en :iquel poílrer
momento
una
confilnza ran grande
en
la miferi cord:J.
divina , que ni la remacion la derriba , ni
Ja
rn rb:icion
h
ofufca , ni el horror natural de la-tn uerce es
c:ipáz
de hacerlos rirubear.
O
buen Dios
l
Q 1e
dife rencia
tan
gr:inde enrre
la
muerte de los J uíl:os ,
y
la muerce de los impios
!
Pero
la
opcion
entre
eíl:as dos muerces es meneíler hacerla
en
vida.
Cofa eíl:raña !Todos alab:imos mucho
a
los Sa ncos;
todos veneramos mucho
a
los Santos. Pues por qué no
imitarémos fo s exemplos
?
Eíhré yo muy fa risfocho,
D ios mio, fo lo por haveyme comentado
con
venerar–
los , con alabarlos, fin haverme aplicado
jam~s
al em–
peño de feguirlos ?
Y
los
mifmos Sancos
hu
vieran
fido
Samos,
G
fe
huvieran contentado con vivir como
yo
vivo?
No permicais
~
Señor , que
e
fras
refl exiones
me
fir.
van.
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