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bre, Cristo
J
esúé. ¡Ah! Si,
El
está encerra-
do en este sepulero ...... :El sufrió primero
una Pasión dolorosa,
y
después espiró
SO•
bre una cruz en medio de mil insultos
y
de
mil dolores. Su santísimo cuerpo fué pues·
to en un. sepulcro, tú misma estás aquí
presente para visitarlo. ¡Ah! Considera gue
sólo el amor inmenso que te tenía, lo ha
reducido
á
este estado.
,
II. Sí,
E,l,
tu Jesús sufrió una Pasión
dolorosísima antes que su cuerpo fuese co–
locado en este sepulcro. Él la comenzó des–
de el Huerto <lle Gethsemaní, reduciéndo–
se
á
una tristeza
y
agonía mortales, sudan–
do allí, e
ueha abundancia, sangre: sa–
c~ia
á
viva fuerza de sus venas,
y
salida. ,
de los poros de su inocentísima carne por
el horror
y
espanto de su inminente Pa–
sión.
¡Ah! Reflexiona, alma mía, que Él
ento!lces pensaba en
tí,
y
lé afligía muchí–
simo el preveer que tú le habías de corres–
ponder con tanta ingratitud
é
infidelidad.
III_. ¿Y puedes, alma mía, mirar con
frialdad
é
indiferencia este sepulcro, sin
etnbargo de saber que dentro de él está
depositado el sacratísimo cuerpo de tu di–
vino Redentor, el cual por amor á
tí,
y
por