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onACIO'.'l
FVNEnnr,
Naciones, cual conviene, en las ba–
tallas. Esa economía adorable se
ostentó marnvillosamente, ayer,
entre nosotros, cuando sufríamos
los más intensos dolores.
La muerte, Ja desolación y el es–
panto se
di
eron cita aterradora en
di::i aciago contl'a
el
Perú, y lo vi–
sitaron todas las calamic1adcs. Nin–
gún
dolor debía faltar á sus amar–
g·Jras, y los sufrimientos todos lo
.
asaltarían de consono. Así dobió
ser y fu é: una guerra fratricida
sin f'jemplo lo invadió por todas
partes.
Ese co!'tejo
de
horrores forma la
historia de un año, que ojalá fuera
dado arrancar del corazón. Se con–
creta toda ella en esta síntesis
abrumadora: ruina universal. ·
a,P91·
qué tanta sangre, lucha tan
encal'nizada
y
la mas horrorosa
desolación, oh desgarrada Patria
mía~