I
"
,t80
EL
HOMBRE
'de ofender
la
afeétacion por
contrá";
ria
á
10
natural, fastidia,
y
ofende
tan1bien
á
los hombres, por
traher
'5ienlpr~
, enlbuelto ,en sí un cierto
'principip de.estin1acion propria,
de
soberbia,
y
presuncioll, despreciado–
ora
.de
los 'dClnás : cosas todas
las
mas
,
.
'
aborrecibles, que .pueden ofrecer&e
~
los ojos de las
gen.tes.
Debajo de-
I
cuyo supuesto ,sera
menester poco
para
persuadirnos
10
lllucho, .
que
en
toda~ nu~stras
cosas debalnos
evi-–
tar
la
singularidad,
y
afeélacion,
y
quánro -deban1os
á,
el contrario ,
de
esto
procurar,
que en todos nues–
tros
4ichos,
y
hechos,
COlno
en
todos los
exercicios,
y
habilidades
de
nuest~·o
cuerpo, luzca,
y
resplan–
dezca
,s~empre
una cierta
.libertad;
y
. llaneza, confornle á
la
naturale"
za,
y
agradable
á
los
ojos
de
las
gentes.
DlS-