La rebelión de los lápices

163 Avoliur La Patria debe sernos agradecida, que hemos trabajado mucho por no trabajar nada (El Congreso de 1895) El Leguito Fray José (2da. época, n.° 57). Lima, 28 de noviembre de 1895, pp. [2-3] Litografía sobre papel E l 3 de diciembre de aquel año, Mariano Nicolás Valcárcel se vería implicado en la ejecución extrajudi- cial de un grupo de civiles y militares que se habían amotinado en el cuartel de Santa Catalina. Como mi- nistro de Gobierno, se había hecho presente en dicho establecimiento precisamente cuando –ya rendidos– los sublevados fueron fusilados, acción que le acarrea- ría el rechazo de gran parte de la opinión pública. A la condena de los demócratas se le sumaría la ruptura definitiva con el Partido Constitucional, una vez que Valcárcel fuera proclamado como el candidato de la Unión Cívica –coalición del Círculo Parlamentario y el civilismo– a la presidencia de la república. De hecho, para caceristas y pierolistas, la caricaturizada imagen del abogado arequipeño parecía simbolizar los peores defectos de la política nacional; una serie de males que, en la práctica, resultaban necesarios para los bandos en disputa. A la caída de Cáceres, en 1895, Valcárcel asumiría la Presidencia del Congreso, otor- gándole legitimidad al gobierno de Nicolás de Piérola. E l mundo al revés

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