La rebelión de los lápices

155 Anónimo Las ranas pidiendo rey La Campana (trimestre I, n.° 1). Lima, 26 de mayo de 1867 (hoja suelta) Calcografía sobre papel Las ranas pidiendo rey. Sin rey vivía, libre, independiente / El pueblo de las ranas felizmente. / La amable libertad solo reinaba / En la inmensa laguna que habitaba; / Más las ranas al fin un rey quisieron: / A Júpiter excelso lo pidieron. / Conoce el dios la súplica impor- tuna, / Y arroja un rey de palo a la laguna: / Debió de ser sin duda un buen pedazo, / Pues dio su majestad tan buen porrazo, / Que el ruido aterroriza al reino todo: / Cada cual se zambulle en agua o lodo; / Y quedan en silencio tan profundo, / Cual si no hubiese ranas en el mundo. / Una de ellas asoma la cabeza, / Y viendo a la real pieza / Publica que el monarca es un zoquete. / Congrégase la turba y por juguete / Lo desprecian, lo ensucian con el cieno, / Y piden otro rey, que aquel no es bueno. / El padre de los dioses irritado / Envía un culebrón, que á diente airado / Muerde, traga, castiga, / Y a la mísera grey al punto obliga / A recurrir al dios humildemente. / Padeced, les responde, eternamente, / Que así castigo a aquel que no examina / Si su solicitud será su ruina. (De las fábulas de Samaniego) ( La Campana , 26 de mayo de 1867, p. 4) E n 1867, Mariano Ignacio Prado instaló un Congre- so Constituyente a fin de elaborar una constitución que reemplazara a la de 1860, promulgada durante el gobierno de Ramón Castilla. La iniciativa generó el rechazo inmediato de los sectores conservadores, debido al sesgo liberal que esta nueva carta magna asumiría. Castilla retorna al Perú desde Chile y des- embarca en Pisagua con intención de derrocar a Pra- do y asumir una vez más las riendas del gobierno. Un anónimo caricaturista convirtió aquella coyuntura en la parodia de una fábula de Esopo. Enemistados con Mariano Ignacio Prado, los políticos peruanos piden a Júpiter un nuevo presidente; este les envía la sierpe de la dictadura castillista. Sin embargo, esta premoni- ción no llegaría a convertirse en realidad: El Gran Ma- riscal del Perú falleció en las pampas de Tiviliche, de camino a Arica, el 30 de mayo de aquel mismo año. E l mundo al revés

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