más
y
más terminó por matarlos. Para o cuitar su delito, puso a hervir agua ert urta
olla de barro
y
los arrojó dentro. Después se lanzó a nadar en la laguna.
Dos días más tarde llegó la zorra presurosa en busca de sus
hij~s.
Al llegar
a la cueva la encontró en desorden. Llamó a voces pero nadie respondía. Temerosa
de algo malo, desta pó la olla
y
en ella en centró a sus tres hijitos.
La zorra fu é en busca de la huachua
y
llegó hasta la laguna, segura de hallarla
allí . En efecto, sobre el cristal del lago se deslizaba serena la huachua. La llamó des–
de la orilla
y
le preguntó por la suerte de sus hijos. Todo en vano. La otra ni contes–
taba . Enfurecida la zorra, sin meditar en la empresa, se encrespó
y
le dijo: Huachua
malvada, he de llegar hasta tí así tenga que lamer toda el agua de la laguna. Y dicho
y
hecho, se puso a tomar el agua a grandes sorbos, pero bien pronto se infló
y
reventó
a la orilla.
Cuando esta triste .historia supieron todos los zorros
y
zor~:as
de la comarca de–
cidieron perseguir sin descan so a toclns las aves. con el fin de vengarse.
I/Io