Table of Contents Table of Contents
Previous Page  34 / 44 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 34 / 44 Next Page
Page Background

El anas no contestó nada. Movió su cola coposa y ¡chisl saltó un aroma

pe~

netrante que hizo huir lejos a la bruja.

H uían , huían los niños. Tras ellos de nuevo seguía la bruja tirándoles pie–

dras. Así llegaron a una llan ura.

La bruja les daba ya alcance. cuando en medio del

campo divisaron a un cordero que pacía tranquilamente, con una soga al cuello.

-Cordero, corderito, dijo la niña. mira que la bruja ya nos alcanza, no dejes

que nos llegue a tocar.

El cordero tomó la cuerda que tenía atada al cuello y la lanzó al aire y por allí

subieron los niños. Las nubes como buche de ave les acariciaban las mejillas.

La bruja llegó a l sitio y a l ver la soga colgando del cielo y los niños en lo al–

to, comenzó a subir. El viento le arremolinaba los faldellines, descubriendo sus pier–

nas fl acas. Ya muy arriba apareció entre la bruja y los niños un pericote prendido

de la cuerda.

- ¿Qué haces allí pericotito? preguntó la malvada.

-Estoy comiendo un pedazo de cemita morena que me dió mi madre.

En realidad el pericote roía la soga . De pronto la cuerda se rompió y desde lo

a lto se vino abajo la bruja.

-Pampallampan, pampa llampan, gritaba la vieja mientras caía. ¡Pampallampan!

y cayó despanzurrada en medio del llano.

.:~··

·

Arriba seguían subiendo los niños a l país de las nubes. La soga se mecía en

el cielo como un inmenso tallo.