EL GUSANO DEVORADOR DE MAIZ Y LA MUCA
Cuento del valle del Mantaro, dis–
trito de Muquiyauyo, provincia de
Jauja.
BAJO los cielos azules de Agosto, los cerros están dorados, la paja se ha secado y
el viento arrastra nubes de polvo. ¡Qué pelados se han quedado los juncos
y
los
chinchinculmasl Es tiempo de heladas.
Un utushcuro se arrastraba penosamente por entre las ramas secas y los ras–
trojales.
¡Có~o
se notaba que no era tiempo de choclos! La arcilla roja estaba tos–
tada y reseca.
Mala época era también para la jarachupa. Muerta de hambre la muca bus–
caba gusanos que comer, cuando de pronto se encontró con el utushcuro.
-¿A dónde vas hermanito utushcuro? , (Flaquito estaba el gusano, apenas si
se lo veía).
-No voy, respondió
el
gusanito, vengo de roer las raíces secas de las hierbas.
Su voz era tan débil y temblorosa que -inspiró una gran lástima a la jarachupa que de–
cidió no hacerle daño.
-Sigue tu camino, le dijo, debía comerte, pero eres muy flacq .
Pasó el tiempo y las lluvias humedecieron la tierra. Floreció la retama no me–
nos que la cebadilla. Los cerros se pusieron verdes y mullidos como bayeta nueva.
Grandes nubes cruzaban los cielos de Enero y Marzo
y
los campesinos vieron cómo
crecían hermosos los maizales.
El utushcuro engordó y se puso luciente. Como le gustaba devorar el grano le–
choso y tierno de las mazorcas y lamer
el
jugo azucarado de los brotes, subía hasta
el
ápice del tallo, allí donde el viento despeina las flores y miraba como suyo todo el mai–
zal rumoroso.
Y un día llegó la jarachupa al maizal.
puso a roer un tallo. De pronto oyó una gran
cía:
Como de costumbre, hambrienta, se
voz. gruesa y bien entonada que de-