LA HUACHUA Y LA RANA
Cuento rec,ogido a la orilla de la
Laguna de Paca. Jauja.
LA
huachua bajó a la laguna de la quebrada. Venía de las azules cordilleras a es·
carbar entre los juncales. Las ranas asombradas se quedaron mirándola.
Era
blanca, con las alas ligeramente oscuras,
el
buche ancho y firme, el pico amarillo y un
lindo par de patas rojas.
¡Cómo brillaban las patas rojas de la huachua en la mañana
clara!
Una rana se acercó a la huachua y le dijo:
-Buenos días señora huachua.
¡Qué lindas patas tiene usted!
¿Podría tener
yo iguales?
-No tengo inconveniente en decirle el procedimiento.
Se acercó a la rana y le dió la receta al oído. Chapoteó alegremente el barro
de la orilla y se echó a nadar.
La rana se fu é saltando, saltando. Compró en la feria una olla de barro y pu–
so a hervir agua y cuando comenzó a hacer alegres burbujas metió las patas en ella.
¡Chis-chis! sonaron las patas de la rana y se le pusieron negras como carbón.
La huachua, después de nadar mucho rato, se alisó las plumas y .emprendió el
regreso. Desde la orilla de la laguna, la rana moribunda se puso a mirar el vuelo de
la huachua y cómo brillaban al Sol sus lindas patas coloradas.