EL CHIHUANCO MENTIROSO
Cuento del valle d el Mantaro.
LINDO era el chihuanco.
T enía plumas sedosas
y
ca da tarde en el valle
estrenaba un cantar.
Vo~
laba por entre los molles y
los alisos. Cuando él pa–
saba, las otras aves
mira~
ban atentas su vuelo
gra~
cioso. En el principio del
mundo, así era el
chihuan~
co. Gran amigo de Dios. ·
Un día le dijo el Señor:
Tú que eres mi
mensaje~
ro , vé y dí a los hombres
'de todo el valle que orde–
no que coman una sola
vez cada tres días.
Partió el zorzal rápido
y al llegar a su destino fué
cantando: Dice Dios que
de hoy en adelante se de–
be comer tres veces en ur.
solo día. El río oyó el
mensaje y lo fu é prego-
n ando valle abaj o, valle
a bajo . . .
Cuando Dios miró a los
hombres comiendo tres
veces a l día,
compr~ndió
que el chihuanco había a l–
tera do la orden.
-Cami~
n a rás a saltos y serás un
pájaro despreciable, le di–
jo.
Bajó el chihuanco a la
tierra y no encontró a sus
parientes y en su busca se
echó a volar. Saltaba gro–
tescamente de rama en ra–
ma. Se opacó el brillo de
sus plumas y perdió su
!in~
da v oz.
Hoy sólo grita ronca–
mente:
Huarmuy. churi
chincha~
(cun
Tuli , maja chinchacun,
Shita tapship huañucun
¡Churíi. Churíi, Churíi!
Mi mujer y mi hijo se perdieron,
mi hermano y mi yerno se perdieron,
de sacudir yuyo se murieron .
¡Ay mi hijo, mi hijo, mi hijo!