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simpl e
i nsl i1 1~n
<10
defo1 1d er la
propi.cdacl?
Una
º"ª·
ió11 se e11 co11traba Baltico en el fondo de la
quubrndn , ahreba ud o
n
un a nimal.
Y
oyó un si lbo,
corno
d '3
hnmbrP. de
r azn, blanca. En seguida leva,ntó su vue lo de
entre lH" breñ ns
un ave o<;cu ra
ron eola man ch ada
ele
bla nco.
Y
vino
n
posa rse cer ea,
de Baltico, repitiendo su
temiclo f'ilho . .Era e l
solitario.
Ahora
no
le qu eda ba
rluda
a l iud io, Manuca le
enga–
ñaba con el patrón.
Baltico
la1.zóuna vi edra al
ª"º
que era te niela co–
mo seg11rn
f
i cal de} adu lt erio,
romo
»i
se
la hubieia
lan–
zado a
~u
rival.
Y
se qu
dó peusaitivó.
¿Pudo ceqtir el·
amento
Ja
afr
nt.a?
Pero dijo orcla
e
te.
- "(;haitapis mana cashachu"
[Eso
tambié11 no lo
seré
l.
Balti<.:o había ordenado a Manuca.
- T·ia Manura . r:unan chishi
(Manuca., ahora por 'Ja
~rd~.
·
D e entre cli entes le n ll ía la )acónita orden, que
n
su mente revr sentaba una
quiva.leneia atroz.
Sin erobargo se trntaba. ¡;o lamente de una
cosecha
de patatas, on la alejada
posesión
cerril.
-(.,unan chishi
[Ahora de t ar<le1.
.
Terminada la tarea
~e
rorogieron en la
aba 11c1011ada
choza que había allí, p ara ser ocupada. r ar a vez.