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en forma, pues costaba mucho dinero, por la serie de co–
milonas y borracherrías que implicaba. Pero
allí estaba
de
por medio
el dinero del patrón, que ya se
descon–
taría después en largo concertaje.
Cuando el
monumento
llegaba al pueblo, entre la
áspera bullanguería de los indios borrachos, que maltra–
taban bárbaramente a los
troncos
de yuntas,
y
daban pa–
lanca
con grandes aspavientos
a la bullada viga, no
fal–
taban beatas pueblerinas que,
tocadas de devota conmo–
ción,
se produjeran en un
ingenuo símil.
--~Así
le pegaban, así
le arrastraban al Cal vario a
nuestro buen Jesús.
*
*
*
El madero estaba delante del
convento
parroquial.
Juanchito, radiante de triunfo,
se acercó a besar la
mano del Cura, para
re~ibir
de él "la :fuerza,,, una bo–
tella de aguardiente.
-Casi no te casas-decía el Cura, dando
un
ti–
roncito de orejas a Juancho-porque Baltico vino a po–
ner un impedimento; pero todo se ha arreglado canónica –
mente. Baltico pareció muy contrariado;
cúidate de él,
porque es un mal indio. La novia está aquí.
En efecto, Manuca· terminaba de aderezarse. para la
boda en el cuarto de la mujer del maestro de capilla.
Y sobre pollera tras pollera de su burda bayeta ha–
bitual, en lo que consiste la elegancia femenil indiana, se
le había echado fino bolsicón de bayetilla; completado con