EL SOLITARIO
Jua1whito csü1ba enamorado de Manuca-.
Lo había eomprobado
P.Illa
tarea
de desyerba de
la hacienda,
lanzando n la
agraciada china ·terrones
de
tierra;
y
en
t\·abajo de obras públicas de
la ciudad,
hasta
Sl'
habíai
er i ido darle un mordisco. mientras
impnlsabai• jun os una carretada de aa:ena.
·
La,
dnr
<
a
u vez,
110
veía
con malos
ojos su
µretenciones .
YR
n
aba aoeptados al
cholo varios ga::;–
tos de golosiua · eu
la.
abacerías de la ciudad, una ca–
misa de lienzo crudo con vivas bordadura, ,
y,
sobre todo,
un arullo
de quincallería, comprado en
los puesto
de
los
indios puruhaes en
la fer}a urbana del jueves.
Manuca se
tenía ya por mujer de Juanchito. Varias
veces se le había visto vel ar al cholo en
sus
primeras
borracherías, cuando se quedaba dormido en las call es de
alid a de la ciudad.
El joven patrón auspiciaba el matrimonio,
en
el
deseo de in crememto
de peones;
y
porque se decía que
había cobrado a la china no sé que especie de
pnm1-
cías.
Porque la longa era guapa. Toda una figuri ll a de
made1a oscura hecha para
nacimiento,
por algún muy
háhil escultor.