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Luis Rurnipulla no
h abía regresado a la oficina
desde que se había
lanzado contra él la calumuia
dCI
la
ubstracción del expediente . Esperaba con zozobra el
desenlace.
Pero éllo no impedía que
e dedi case con calor
a
su,, prod11(:(:iones artísticas. En la, que ahora le había
inspirado una anciana mendiga, que e hospedaba en
In
ca
·a.
Era la
vieja
una aldeana veuida del campo
a
pordio ear e
le Giudad . A.qui
la
llamaban "Doncell a
Concha";
p
ro e
, u
pueblo era
onocicla con el mote
de Mama Huac·a" en razón de que la campe. ina, bas–
tante alterada de1 cerebro, aseguraba haber visto al ha–
da
~Mama
I-Iuaca.
E l sobrenombre le veníá
también: 1)orque cuan–
do era ya de edad avanzada, se había oído chillar en
su casuca niño
tiernos, que aparecían y
lu go de a–
parecían,
. in
que se supie e después su paradero.
Y,
ademá:;, porque
se decía que era dueña do
mucho oro, como el hada Mama Huaca,
y
que, ·orno
ésta, tenía pasión por
los perrillos tiernos.
Lo que en realidad ocurría era que esta mujer ha–
bía ido dada al negocio de criar niños de no limpio na–
cimiento, que le confiaban de la ciudad, lo cual le ha–
bía valido buenas urnas, con
la cuales había traficado
en oro del Sig ig. Ahor a er a una pordio.era, no
a-