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rebro de Paquito el venenoso
eoleóptero de uu negro
roncor.
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En la casa de María Nube h ay fiesta.
Su padre, que acababa de concluir una ca. a de te–
.ia, celeb:ra la ceremonia de la colocación de la cruz.
Allí
están amigos y parientes, la banda de música
popular
y
el digBlLimo
y
todopoderoso Teniente Políti–
co, que, por tratarse e familia tan principal de la pa–
rroquia, se ha dignado aceptar el compadrazgo de
la
cruz.
En una mesa, en el centro del patio, acaba de co–
locar a l a 'ahijadita". Es una cruz para tejado , de hoja–
latería., llena de churrigarismos simbólicos, y, para ser
una cruz como es menester, con el infaltable par de án–
geles de ma car e cas faces, la lanza y la esponja del Gól–
gota y el par de toros con sus toreros,
rezago este úl–
t imo de indiscutible e pañolía.
El compadr e sube al t ejado, embanderado con
el
tricolor nacional,
y
coloca la cruz, a.l
son de l a banda
popular, que a.gota su s sanjuanito .
Pero luego que quiere de cender, se le quita
Jn .
escala, y así se le deja como bloqueado; h asta quepa–
gue el consabido rescate. Dos o tres botellas
de puro,
que él vierte por las canales , mientras que la c011Curren–
cia ·e atropella por recibir el licor en tacitas ele barro,
y
hasta en la boca.