LA VALDIVIR
-Haragán, sinvergüenza, · vagabundo, come en
balde!!... Dos cuadras de aquí al mercado,
iy
tu has tar–
dado más de una hora!. ..
Y un chillido hiere el oído del transeunte. Y en
el rincón de una zapatería cógese, al paso, Ja rápida vi–
sión de una mano que acogota. V luego el chasquido
del látigo sobre la carne viva. Y la gama punzante del
alarido infantil.
La muje/r el zapatero castiga a un haraposo niño
onceañero, bochornosamente desnudo.
- Malmandado! come en balde isinvergüenza! mal
nacido!
Hasta que el zapatero, que tiene inclinada la cabe–
za a su trabaj o, levánt ala con aire fosco, y ordena t er–
minaLtemente:
- ¡Basta, mujer!.
La
zapat~ra
suelta el látigo; y,mientras el muchacho, cal–
zones en mano, intérnase por el patiecillo interior de la
tienda, aventurando refunfuños entí·e dientes, la desnatu–
ralizada flageladora cántale la filípica, un millón de ve–
ces repetida.
- Porque ya sabes que eres un botado,
y
que de ca–
ridad te pasamos el bocado, que nos cuesta el harto sudor
de nuestra frente. Porque tu no tienes ni padre ni madre.. .