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OST--Ll}'1INAR.
Recomendación e insistencia mías han sino desde a–
ños atrás, encaminar la literatura hacia la observación di–
recta, a fin de interesar al lector que encuentra en la o–
bra literaria un trasuuto de lo que ve
y
lo que siente. La
literatura de prestado, sobre carecer de ingenuidad, pierde
toda eficaeia para
transmitirs~
a los demás, a fin de con–
fundir el alma del lector con la del autor.
Nos imp.res&ona primeramente la traslació11 al mundo
del arte de a uello que nos cerca: el paisaje, los usos
y
costumbres, en -cuya corriente somos
y
nos movemos, el
habla,
la música,
todo aquello que se llama la sapiencia
popular, que comprende los
hábito~ ,
las tradiciones, la len–
gua. El pueblo ha hecho lo
idiomas
y
eon ellos la ver–
dadera literatura.
Cuando ésta ha entrado totalmente por la erudición,
sus funciones no han ido acordes con el pensamiento
y
el
sentir de las gentes que nos rodean.
Por pequeña que sea una nación, por diminuta que
aparezca una localidad, proporcionan al análisis
artístico
tántos a&pectos, que al cabo se traducen en la novedad
y
en la originalidad-que proceden de la misma naturaleza,
del fondo real
y
de la tieITa matriz.
El folk--lore tiene muy pocos cultivadores en nuestra
patria
y
aun en la América. Países nueveeitos, gustamos
vivir de lo
superficial, del barniz, de la imitación. Así es