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de
la sonanía, dando afano, a la úl tima punt<1da a la blu–
sa
y
a Ja falda,
al
p ;10talón
y
a
la
camisa de parada.
Y
circula,
COl,l
del'roche de
discr eeión, el programa
verbal de
los :festejos con que la muy
devota parroquia
de Sau Bartolomé, Apóstol y Martir, dará culto a
su
Santo Patrono, por la no
sé
1..;uanta vez.
Y
llueven las
invita ciones de carácter na cionai: "Doc–
tores, Uds. visitarán
el templo
nuevo". El nuevo San–
tuario, en efecto, es por esta vez, arquitectónico
y
elegan–
gante.
(No
lo sou
ª"í
en ot ros pueblos) .
Y
basta con vi–
sos de Escorial. Imita
la
forma de una cruz.
La anchur sa plaza del pi,ieblo , en
fa
que pacen al–
gunos lanares
ofic~a
es
v 2.
eubr)éndose, como vor brote,
de barracas hecñ as de vara s de
la montaña y
cobijadas
con
calcha
(la pla nta
e(:a del maíz). Son
~}.I s
chingan(],$.
Su aposentamiento es :pagado. Allí se in talará la quinca–
llería de los
puruayes
(puruhaes) y los nutridos p1,estos de
venta de aguardiente, con que se endemoniarán devota–
mente los romeros indianos, eu honra de Sara Bartolomé,
Apóstol
y
Mártir.
Entre el
menu
gañanesco de las vianoas de
chin.qa–na,
el manjar de
circunstan~ia
es la
tortilla
de Sao Bar–
tolomé, pan de la romería, que cada devoto .indiano
e1~ida
de hacer
lleg~r
al hogar, como prenda de feliz retorno y
memoria de la santa festividad.
Tienen las
chin,qanas
un uso más aristocrático . Y es
el de servir de palco a la
é:Ute
local, que,
desde
éllas,
presencia, más o menos desdeñosame'nte; ·
l-os
eslJru:cimien–
tos de los propios
y
de los extraños.
En el .ho&pedaje; la sopa está servida. Se ha respe–
tado l.:l hora de comida de los señoritos de la ciudad, y la
rémora de la gente de sartén, que .ha hecho cuanto ha po-