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~hfoos
hacen de alumbrantes, con carrizos rematados en u–
na
rosa-monstruo,
a guisa de cirios. Y
para sacerdote
que ha de lleva.r al Niño,
se escoge
una muchachuela,
que
lleva un chal blanco,
y el Niño Dios es una estam–
pita rlel Corazón de J esús, colocada, sobre flores, en una
t eja rota, a maMra de bandej a. Y desfila la procesión.
Delante el Niño va un muchachillo con ur. resto de
vela encendido,
y, otros, haciendo
de
turiferarios. van
quemando café molido
sobre
platos
de
fierro
des–
postillados, simulando
el
incienso. Y
detrás
la ban–
da.
de música. Son los
granujas más
vivarachos
Y
saltabardales
le la
partida. Unos imitan con la voz
los
pistones, otro
los cla inetes, otros los zarzos,
otros
los
bajos. Una cniba
ace de bombo, y de platillos, un par de
latas de sardina.
van balanceando los bustos, y manio–
brando los dedos, en cómica :Umitación de los maeses.
Y
la algarabía
e la banda bucal se
turna cori
la
tenue vocecilla mística de alguna rapaza, que, tomada de
verdadera devoción, entona la copla noeliana:
"Dulce Jesús mío,
mi Niño
adorado,
ven a nuestras almas, Niñito,
ven,
no tardes tanto".
Entre el acompañamiento no :faltan
algunos gatos,
llevados por los chicos de la banda, que los hacen <lar, con
oportunos pellizcos, la nota más aguda de
la sinfonía.
La procesión lleva trazas de avanzar hasta muy
le–
jos. Ya el muchacho más crecido
ha ordenado despótica–
mente.
-Hemos de
llegar hasta el puente de Yanuncay.