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Dl:':>pues
el~
la eeremouia, a Pacho ;;e le OC..lfrrió des–
onterr~1r
1-I
huallo,
aquella cántara enterrada seis años ha–
r·fa.
cuaudo Ro:rnlia se .a
pala~:n:ó
<ilOJll
B.e;a
~arQ.WJ.
4-quella
cántara qne rl ebía ser eil licG> r de
~o<his
de los
cilo~.
Ro
ab'.a
~rnbía
t.e11ido la deHe.11eleza de
líl<il
,toca.ria .
Lo~
,demili> la ha–
bían olvid ado, menos Fa
1
,ho.
-
¡El
huallo ,
el
huallo!
Fue una a.lgaz.ani. de la cone.urrencia. La c,bjchn ente–
rrada era una golosina.
Y
en tanto tiempo habría toma.a.o
irn
h ermo=-o cofor
oro
pálido. Era pr.efo.ribl.P.
~
uu
b ,Q.1:'11
vi–
nq
<·orno afirmaban pe.rso¡;¡as de
ta
ciudad, qpe habja11 )o–
rnado la chicha enterrada de largo ti.empo.
-¡El
huallo,
el
huallo!
Benjam~n
se estremeeió. Se en,Glerró
,en
s.u
.~lJa.I't.G>.
A
poco
11
gó
la cántara, adornada d.e flores y
.do
cin–
tas,
cuyo~
ex remos llevaban los vi ejos de
la r.
uni0r).
B-a–
bían puesto en el cántaJ.·o un
i~Lliew
Éle
lier¡zo: "El que
no cae, resbala
-para
ponderar la temible
fo.aria del li cor.
La banda de música ponía todo s.u brío en
h..
más ;¡,legre
pieza del
repertorio. Era
u.naa lgarap,ía.
-¡El
huallo!
iel
huallo~
Se lo destapó con poca habilidad.
Y
se fue casi to–
do el licor, en una explosión de oro.
Sin embargo sobraba. Sacaron una copa para la no–
via. Rosalía estaba temb lorosa. Luego bebió el novio. Don
Vi.cen~E¡
cedió su
vaso a B enjamín.
-Es muy fue-rte, papá.
Y ºno tomé.
·
Pacho, que ya estaba ebl·io, easi d.esde
.qu~ sal~efQ,O
de
la iglesia, se irguió.
' -'.Benjamín es muy grande, para behei:
.GOi}
r¡o otros.
El no bebe chicha.