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M.
JULIO DELGADO A.
1
OCUPACION
DE
LA FAMILIA
1
La ocupaclón cuotidlana de la familia es la agricultura
y
ga–
nadería.
Las labores agrícolas consisten, ;por lo regular, en el
barbecho, siembra, jallmeo, ciega, trilla, entroje, deshierbe, etc. Y las
faenas pecuarias son: las matanzas, trasquila, etc. Una buena parte de su
tiempo lo elll.Plean en devolver el servicio recibido (minkay
J
de sus amigos
o compañeros del aillo, esto es en el trabajo. Luego, en los trabajos rle los
blancos o en el del patrón, seg,ún sea que vivan en alg,ún pueblo o en una
finca. En los trabajos de la vialidad.
Loe
indios de Sicuani, en su mayoría.
son comerciantes en coca, bayeta. En San Pablo son muchos los aficionados
a la joyería
y
herrería. En Tinta y San Pedro, la alfarería, en cuya fabrl–
ca.ción continúan con la técnica de la época lncásica, según nos decía el doc·
tor Valcárcel. Indicaremos la técnica someramente: preparada la arcUla
especial, que abunda en los caseríos .de Qqueromarca, Machacmarca
y
el
pueblo de San Pedro, y puestas en moldes ad oc, pulen con una lámina de–
nominada tumis (estas láminas han sido encontra,das en la;i diversas exca·
vaoiones y hay ejemplares de esta mis¡:na clase en el Museo de la Universidad
<lel Cuzco); des pués d e pulidas y con brillo las ánforas y vasijas, son pinta·
das en fres oo, fi uras filo órficas, womórficas y antropomórficas; después
de que están secas s · sometidas a hornos especiales. Hemos indicado la
técnic , pues es interesante
'Y
útil pai-a una ulterior investigación histórdco·
arqueológic .
En O
01
acupe se <ledican asiduamente a la agricultura. A partir de
e~te
lugar la caloría es notable en la quebrada hasta Haambutio, de aht
que las cosechas sean de -mejor calida<l.
El cultivo es la labor propiamente indígena, en esta reglón.
~ntien
dice
in<lio dice labor agrícola. El cultivo es esencialmente rutinario, lal vez in·
ferior a los procedimientos empleados en la época incaica. Sólo abonan col\
el guano de las ovejas
y
ganado vacuno. No conocen el guano de las Islas,
menos el salitre como abono ni como eliminante de
impure~as.
En el ara·
do usan rejas <le 20 o 30 centímetros de largo, por consiguiente sólo rascan
la tierra pero no aran, porque sólo penetran unos diez cenlimetros. La pro·
<lucción es pródiga cuando lo .es la tierra. Jallmean el maíz dos veces por
año, con el fin de extirpar las malezas y rodearle de más tierra a la planta.
Las malezas del trigo sacan dos veces por año: ese acto llaman kcoray. La
ciega es igualmente rutinaria: no conocen maquinaria moderna y aun mu–
chos afincados carecen de ella; el corte ha.cen junto con el rastrojo, des·
perdiciando así tiempo y rastrojo en la trilla; frecuentemente hemos inst·