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XVlll -

fué, lo que es y lo que será. De allí que la labor paciente del

h!Storiador, que acumula primero materiales -

despojos de

una realidad que pasó -

partícipe de la obra del poeta, del

poeta en el sentido griego por excelencia, en el concepto en

que Emerson y CarlyJ.e le tuvieron, como creador, como vi–

dente no sólo del futuro, sino del pasado. Anatole France,

aijo

en alguna ocasión, que la possía vive de lo inaccesible y

de lo irreparable; y el historiador que alienta lo que ya no

puede volver a ser, por la fatal mudanza de las cosas, debe

poseer aquel gran sentido del cantor. No basta con saber que

tales o cuales cosas fueron; no basta con relatar lo que pasó

y

es ido; es indispensable, al hacer historia, infundir un soplo

ele vida a aquellos muertos despojos y dar a lo que se revela

a la faz del presente, la sensación inqu•ietante de lo que está

pasando, de lo que sigue palpitando en lo que vino después de

la deriva gigantesca de los tiempos.

La Historia guarda con este sentido poético de la crea–

ción de la vida que importa, los sentimientos de las naciona–

lidades y de la raza. Pueblo que no ama su pasado, que no le

conoce, que vive al día como si. del de ayer no viniera, ni

de su propia vida se curara, es pueblo destinado a no merecer

que le alumbre como a tal la aurora del porvenir. De allí que

la labor pacienb de los investigadores del

p~sado,

sea labor

patriótica por excelencia : " Hay un género de patriotismo

que no crece en las luchas, ni se alimenta .con sangre de hom–

bres-: es la obra tranquila del historiador, del filólogo, del va–

rGn empeñado en restaurar las cosas vividas", ha dicho Gar–

cía Calderón, en bello párrafo que pone como epígrafe de su

libro el doctor Urteaga. Las nacionalidades que van hasta

la raíz de sus vidas, y que se sienten profundamente ligadas

al pasado, adquieren por extensión del alma colectiva, la con–

ciencia de qu e sus destinos no son efímeros. Vivir sin cui–

darse de lo que se fué, sin sentirse solidario de lo propio

y

personalísimo, es descontar el mañana, pasar por la existen–

cia como una cifra si<n sentido, como un vano símbolo sin

expresión y sin esencia. Todos los que de algún modo contri–

buyen al conocimiento real del pasado, hacen labor nacional,

digna de alabanza sincera. porque ponen jalones en la obra

de forjar una concienc!a de la Patria.