COMPENDIO HISTÓRICO
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mane H ispanico noster Tolra (de quo in
loco) latens sub nomine Josephi Ignatii de:
Salas Matriti typis Viduae Ibarrae
I
803....•,
dice Caballero en el artículo del P . Isla
(1,
r65)¡ y luego después, en el del P. T olrá:
«Compendio histort"co....
Sumpto nomine
Josephi Ignatii de Salas eleganter I lae vi–
tam describit» (1
1
27 1-72).
«Vida escrita por mi Condiscípulo, el
P. Tolrra, y dada a luz vajo el nombre de
D .•
]
ph. Ign.cio de Salas Presbit.º», dice
igualmente el P . Juan Miguel Ruiz en un
apuntamiento que se halla en la
Coleccio11
de P apeles varios
dd P. Luengo (ru, 33·);
y el P . Antonio Morey, en el
S11mmari11111
Vitae
del P. T olrá: « [ejus opus] de vita
Francisci Isla Sacerdotis h ispani in lucem
editum, magno eruditorum ac piorum
plausu exceptum est (pág. 4). -Véanst
también Ticknor-Whitney (págs. 187, 317
1
374), Blcker (u, 2 6;
m,
114 ), Carayon
{pág. 275 , núm. 2000)
1
S o mm e rv ogel
(D., 1+7i B.,
IV,
6
~ j
YIII,
91;
IX,
988, 142 ),
H artzenbu ch (pág. 120) y Menéndez y P e–
layo
(B ibliogr. hisp.. lat. clásica,
pág. 712).
P ero ¿es cosa averiguada que fuera nues–
tro P . T olrá el verdadero ó, cuando menos,
el úniCo autor del
Compendio Histórico.
Óigase lo que última mente encontramos
sobre esta cuestión en los
A p1mtes para
nna Biblioteca de Escn"toras Espa1iolas,
del
Sr. Serrano y Sanz.
«En el prólogo
A l q1ee lqere,
dice D." Ma–
ría [ hermana del P. Isla
J: '
E ncarg ué el
desempeño (de la biografía) á uno de sus
amigos [de dicho P adre] que le trató algu–
nos años
y
se hallaba instruido de las noti–
cias oportunas
1
parte adquiridas experi–
mentalmente por sí mismo, parte por las
q ue le comuniqué, recibidas tambien de
testigos oculares é informes
i~ mediatos
y
verídicos" . P ero más adelante añade : " En
ella [en la biografía
J
se echarán de menos
los atractivos del estilo, que faltan a quien la
escribe y sobran
á
aquel de quien se trata".
Cosa que no habría escrito si la redacción
del libro correspondiese únicam e n te á
D . José Ignacio de alas, ó sea el P. T olrá.
Q ue D.ª Maria de Isla tuvo no pequefia
parte en la redacción de este libro , consta
en algunos documentos que hemos hallado
en el Archivo H istórico N acional, y publi–
CJ.mos íntegros »
(1,
539
1
núm. J 214).
H ay, en efecto, entre los publicados uno
m uy curio o que hace
á
nue tro intento, y
empieza así: « M. P . S. Felipe Santiago
Gallo, en nombre de D." María F rancisca
de Isla, vecina de esta Corte, ante V. A.
como mas haya lugar digo: Que deseando
dar al público la
Vida
de su muy amado
hermano el P . Fr.
(sic)
Josef Francisco de
Isla, de la Ex-Compañía de Jesus, bien co–
nocido por us virtudes y profunda litera–
tura,
la ha compuesto a)'ltdada de uno de
sus amigos,
y
es la q ue en devida forma
presento....» (págs. 539-40).
1
o puede negarse que en lo literal de la
frase subrayada aparece
b .•
María como
principal autora de la
Vida;
y su amigo,
como un simple
au~iliar
ó colaborador , á
lo umo, que le aliviase el trabajo de escri–
birla y prepararla para la imprenta. Cree–
mos, sin embargo, firmemen te q ue hay
m ucho de galantería y hasta un sí es no
es de amañada pero oportunl ima insinua–
ción en la cláusula del r. Gallo; y que ésa,
mirada por el viso de la realidad, significa
ni más ni menos lo que nos quería dar á
entender la misma
D."
María al advertirnos
que también ella había comunicado algu–
nas noticias é informes al amigo encargado
de redactar la
Vida
de su hermano.- Lo
que añade algo más adelante, de ser ella
«quien la escribe», además de que está en
abierta contradicción con lo anterior, paré–
cenos que, cuando no sea un remiendo
echado á la fa lta de «atractivos del estilo»,
pudiera muy bien provenir de cierta espe–
cie de il usión, no rara en los que, atraídos
por el interés de una obra ajena que quie–
ren sacar al público, tal vez se encari11an
tanto con ella
y
la acarician de modo que,
sin ellos mismos advertirlo, llegan á adop–
tarla como cosa propia y aun, si no e tán
muy sobre sí
1
á deslizarse en expresiones
que descubren su estado de verdadera alu–
cinación, au nq ue pasajera.
Conviene también , fuera de lo dicho,
atender aquí á la condición y carácter de
D.• María. Mujer dotada de excelentes cua–
lidades y nada amiga de ocultarlas, ufana
con el recuerdo de hermana tan querida
y