so
R. P. D. ANTONINt
DIANA!:
zada y ajena de todo buen sentido la inter–
pretación que se quiere dar á la
Cmsura.
(5 ••••
alius.... immensum illud opus [Dia ·
nre] in summarium adstrinxit; se quo
vo–
lebat duxit, cum Diana ipse Breuiarium
hoc in drelicijs habuerit, idque vnum a se
ardenter expetitum non semel protulitit
[¿
protulerit ?] cú Loyolreo viro Opusculi
Authori gratias habuit. Obsigno. Quid ergo
!aciemus Summre? nam
&
scror
[ ?
sot·or]
nostra est,
ti:
parva,
sed qure vbera habet
doctrinre lacte redundantia.... », dice el
P. Andrés en su
Censura
de · 15 de Marzo
de 1675; así como el P. Orencio deArdanuy,
en la suya de 18 del mismo mes y año:
«Nomen subticuit Compendiator (Iesuitam
fuisse bene novimus) quo pro1ijt si ne No–
mine corpus, at non sine Numine; nam
quisquis auctor opus est apprime doctum ,
oppidoq ue perutile....».
De ninguna de estas dos
Ceustwas
puede
inferirse legítimamente haber sido el P. An–
drés el compendiador de la obra, cuyo autor
le diera las gracias por su trabajo. Todavía
más : las frases mismas de
sot·or uostra
y
demás equivalentes que debieron de aluci–
nar á nuestros bibliógrafos, parece que están
clamando haberse querido significar ·por su
medio precisamente 1o contrario de lo que
ellos aventuran. Si el intento del P. Andrés
fuera declararse autor del
Compendio
en su
delicada metáfora ó alegoría, creemos firmí–
simamente que se hubiera valido de la pa–
labra
fi/i"a uostra
ó de otra parecida, y reca–
tádose también algo más, por modestia, en
las alabanzas del librillo.
Añádase á esto que Diana había muerto
ya á
22
de Julio de 1663; y no parece na–
tural que el P. Andrés tuviera inédito , si
fuera suyo, por espacio, cuando menos, de
doce años, un
Compwdio
tan 50iicitado y
acariciado por el famoso moralista. Añádase
también que los elogios de éste
y,
por tan–
to, sus gracias al compendiador anónimo,
más trazas tienen de referirse á un libro ya
impreso
y
corriente, que no á un simple
manuscrito de cuya existencia en un rincón
de España le llegara aviso, no sabemos
cómo ni cuándo.
Es tanto más sensible que ni Backer ni
Sommervogel fijaran la atención en estas
circunstancias tan visibles, ni repararan en
el significativo
pt·odijt
del P. Ardanuy, apli–
cado á la misma obra que censura, cuanto
que con sólo ello pudieran fácilmente caer
en la cuenta de que los estaba engañando
inocentemente Latassa por falta, quizás, de
datos seguros, que ellos conocían y tenían
más obligación que el Aragonés de traerlos
á su propósito. Porque es de saber que uno •
y
otro leyeron aquel párrafo de Sotuelo en
el articulo del P. Miguel van Triest, que
dice así: «Edidit tacita suo nomine
Com–
pendiwn Resolutiommz practicar unz casurmz
R.
P.
D. Antmzim· Diaure Clerici R eg.
complectens omttes
I 2.
partes,
Opus omnibus
V
iris doctis
&
ipsi Dianre mirifice probatum.
Antuerpire apud Iacobum Meursium 166o.
editio vltima in 8.» (pág. 61 7).-Tan cierto
es que lo leyeron, que uno y otro colocan en
el artículo de dicho P. van Triest , á imita·
ció
o
de Sotuelo, la obra anónima intitulada :
«R. P.
D.
Antoni [n]i Diana Panormitani
Cler. Reg. et S. Officij in Regno Sicil. Con–
sultoris Practicre resolvtiones lectissimo–
rvm casvvm. Editio Vltima Partes omnes
XII. complectens, lterum cum Auctore
collata et plurimis locis aucta. Antverpire,
apud Iacobvm Mevrsivm,
M.
DC. LX»,
en 8.
0
,
de 787 ps. (B,
111,
1199; S. , vm, 234:
cfr.
rx, 1265).
Del cotejo de solamente la portada de la
edición de 166o, tal cual nos la describen
Sotuelo, Backer y Sommervogel, con la de
la edici ón de 1675, descrita á su modo por
Latassa y copiada de la obra misma en el
núm. II del presente artículo, se deducen
ciaramente dos consecuencias que no dejan
lugar á dudas ni subterfugios en la cuestión
Je que tratamos.-La primer<\ es que el
compendiador á quien diólas gracias, ó cuyo
Compeudio
aprobó,
el.
célebre autor de los
doce Libros de
R esolucümes morales,
no fué
ciertamente el P. Andrés, sino el P. van
Triest.-La segunda, que la edición de 1675
no es un nuevo
Compendio,
sino una simple
reimpresión, con algunas añadiduras, de la
ed ición de
I
66o.
Si es sólo eso lo que nos quiso decir Som–
mervogel en su ambigua y escurridiza frase
de «une édition augmen tée des ouvrages du
mt:me genre», no va tan errado como La-