7
dicho Juan de Olmos por theni ente de Gouernador
y
capita n gener a l en el dicho nombre del tira no,
como Jo aui a sido ant es que lo prendi esse R eman–
do de Santillana por ma ndado del Visorrey quando
passo por alli. Despues que el cosa rio uvo preso a
vnos
y
soltado a los otros, comenc;:a ron Juego sus
ministros, con poco temor de Dios
y
sin ninguna
vergu enc;:a y con poca consciencia, de robar y to–
mar por fuen;:a lo que los mercade r es
y
vezinos te–
nía n bi en puesto dentro de sus casas, que era gran
compassion de los ver plañir
y
acuyta rse las mu–
ger e por ver ta nta ca lamidad y desuentura
y
por
lo que les tomauan . Porque la r opa que tenian a l–
g unos mer cade r es destos no era s uya, porque er a n
facto r es de otros que es tau a n e n Tierra Firme, y
como les tomaron lo que es ta ua a carg o dell os que–
daron a lg unos perdidos totalmente , qu e nunca al–
c;:aron mas cabec;:a, que yo conosci a dos dello que
murie ron en la ca r ee! mi se r a bl emente por no tener
jamas con que pagar, por se r g r a n cantidad . El co–
sa rio tomo por fu er c;:a a un Alonso de S ant Pedro,
natural de Mcdellin, mas de siete mill ducados que
teni a de buen oro,
y
los aplico para su bolsa ,
y
ass i h izo otros muchos dessagui ssados, vexacio–
nes, agr a uios, desafu e ros y otro muchos y g r.an–
des males; por todo lo qua l los tristes mercaderes
y
pocos vez inos no se a treui a n de hablar, ni de que–
xar se de ta nta fuen;:a como les h azia n. Y s i por
ventura se qu exauan e r a n luego amenac;:ados con
la muerte,
y
assi callauan todos a su pesa r , pues
no teni a n a quien dezir sus quer ell as , ni adonde
acudir, que· el V i orrey andaua corrido
y
el tirano