70
daua. Conosciendo esto los capitanes que alri es–
t auan con el le di e ron priessa
cu-1 ~
se fu esse a la
ci bdad de Quito, que era muy acomodado enton–
ces aque l pueblo para su prete ns ion y negocio,
porque-;'lun no estaua y nfficiona do contra e l, como
lo es ta uan los demas pueblos, y el V isorrey lo hizo
assi, que se fue de aquel a lojamiento a ntes que
Gonc;:alo Pic;:a rro llagasse, porque tuuo c r eydo ser
el mismo. Tuno el Visorrey g ran sospecha que
a lg unos de los suyos le hazian ma lda d
y
trato do–
ble y qu e se carteauan con el tirano o con los tre
capita nes que le a nda uan ci r cunye ndo, por donde
y mag ino ser ve rdadera s u sospecha,
y
mas qu a n–
do se ha llaron ciertas ca rtas junto a su tienda, sin
firma , ni sin título ni sobre esc ripto pa ra qui en
er an; y por es tas cosas biuia con g\-an r ecato .
Pues como Hernando Bachi cao supo que el Viso–
rrey estaua auissado de su ven id a, dete rmino de
lo yr a busca r , mas con r eze lo de temor que con
animo, cr eyendo que lo agua rda ri a en el campo ,
y ass i comen<; o de ma r char con ochenta a r cabuze–
ros en forma de esquadron , aunque yu a n a lgunos
a pie , y pocos a rmados, ecepto e l cosario , que y ua
a cauallo
y
bien armado. Yendo a i camin ando
encontraron a medio camino a vn Gomez de E s ta –
cio que del r eal de los lea les se au ia huydo, al
qu a l pregunta r on por el isorrey
y
e l dixo que a
mas andar se y ua camino de Quito con toda la
~en
te , que seri a n mas de ciento
y
cinque nta hombres
de a caua llo y de a pie que e le auian ajun tado .
Bachi cao no tuuo por -:ierto e to , a ntes tuuo en.ten–
dido que lo que le auia dicho aquel soldado auia