67
Visorrey, como no vieron al ·1 aui o de su conser–
ua , con la escuridad de la noche , creyendo que se
auri a buelto a l puerto hizieron lo mismo, porque
tuuieron creydo que el cosario auria pasado ade–
lante sig uiendolos, no sospechand o qu e se boluia
como ellos lo hazia n. Pues como Hernand o Bachi –
cao diesse la vuelta , el ga leon del V isorrey, [que]
era muy velero , alcan c;o al de Bachicao, y ajun–
tandose los dos
y
llegandose mu y cer ca el Yno del
otro por hablar se, luego los ma rineros conoscie–
ron el ga leon con la madrugada y claror del di a .
El capitan Juan de Yll anes, cr eyendo que er a el
nauio de su conse ru a, s_e all ego a el y como lo r e–
conoscio qu iso d ar luego la buelta, mas no pudo
porque le com ern; aron ele lombardear con la arti–
ll eria y no le di eron luga r para qu e se fues se. L os
leales, como no teni an ning:un tiro para offender
al enemi go
y
ent endi endo que s i se deffe ncli an les
costarí a las vidas y qu e los hechar fa n a fondo , de–
termin aron de dar se con parti do qu e no les hi zie–
ssen ningun ag rauio ni ma l en sus per sonas y v i–
das y que no les tomassen el ga leon y lo que en el
trayan,
y
el enemi go lo otorgo assi. Mas despues
de entregado no les cumplio la palabra, antes qu i–
so ahorca r al capitan Ju an de Yllanes
y
por ruego
de los procuradores lo perdono, y la ropa fu e sa–
queada de sus malos ministros, que cierto er a cosa
de ver y considerar lo que estos malos hombr es
yuan haziendo por la ma r y por la costa della,
como se verá
~dela nte
en esta obra . Tomado,
pues, el galeon , y aui endose apoderado del, luego
metio en el parte de sus soldados mandandolo