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fin, e l pobre viejo suffrio como los dem as teme ro–
sos. Esto hizo a fin de lo te ne r de su vanda y opi–
nion , por ser suegro de su he rmano, aunque a la
verdad no te nia ning un r eze lo del qu e hiziesse algo
de obra, s ino de palabra, y que es to se a taja rí a
con amenazas de muerte, y tambi en porque era ya
muy v iejo, que a la cantina esta ua enfermo en la
cama. Su hij a Doña Ana de Salazar y muger de
Bias de Soto, despues que tomo amor a s u ma ·
r ido, quando oya habla r a s u padre a lg una cosa
contra el tira no le yua muchas vezes a la mano, y
le dez ia que pue era muy v iejo y enfermo y que
n o le quedaua de biuir sino pocos dias, que se con –
formasse co n el ti empo para que pudiesse biuir en
paz y en quietud, pues no e podia hazer otra cosa
no teni endo poder ni fuen;:as a lg unas pa ra poder–
sse ampa r ar, y que no dixesse m a l de quien le po–
cli a lu ego quitar la v ida . El Oydor le r es pondi a:
hij a, si yo fu era pa rti cul a r del pueblo pudiera ca–
llar y di simular todo esto y mas, y haze rme par–
ticipant e con ellos ya yo lo uv iera hecho, como lo
ha n hecho mi s dos compañero , que se han al iado
y
confederado con el tirano
y
co n los capi ta nes de
Gorn;:alo Pic;:arro. Mas como soy criado y Oydor
d e Su
fages tad no puedo sufrir estas ynjust icias
y deuaneos y s in razon es que se hazen con tan
a r an ma ldad, y por esso hablo y g ruño sobr e ell o
y lo ha r e hasta que muera, porque no me tengan
por tr aydor; y por vuestra vida, hija, no me ha–
bley ni me digais cosa a lg una obr e este negocio,
que cierto me dai gran pesadumbre y enojo. Al
Oydor Diego
a qu ez de Cepeda, que es taua ya