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pone temor. A ss i cfue los tiranos con mas justa cau–
sa a uian de tene r mas mi edo de los hombres buenos
que esta n e n todo y por todo bien acr edita dos , que
de otros algunos, porque la verdadera, cr eencia
que vñ bu eno tiene haze mucho a l caso para r epre–
h ende r lo malo que en los tira nos y s ediciosos
r eyna. El tira no, como daua principio a tirani <;:ar
la ti erra con amb ician, temiase de l Visorrey y
r ezela uasse de los Oydores, por lo qua l dete rmi–
no d e desbazer la R eal Audiencia de la ma ne r a
y como fu e aconsej ado de s us capita nes y con–
s ej e ro.
que emb iasse procuradores a Su
i\Ia–
ges tad, pues auia coyuntura para lo hnze i-. Qua nto
a lo primero nombro a l Oydor Alisson de T exa–
da en nombre de la R eal Aud ie ncia pa r a que
fuesse a dar r elacion y cuenta a Su Mage tad de
la pri s ion le l Vi : orr ey, y de las cosas qu e auian
sucedido en toda la t ie rra . Y para e llo le di e ron
los despachos
y
r ecaudos que se a ui a n hecho con–
tra e l V i.sorr ey, a unqu e el Oydor <;arate no los
quiso firmar, los qua les tampoco quiso lleua r el li·
cenc iado Juan A lu a r ez, y ma con otros recaudo
y me r ce des que aui a de pedir a Su Mag-estad, qu e
conuenia n mu cho pa r a e l bi en de todos los pobla –
dores españoles. Y porque el Doctor T xada fu er a
de buen a gana, le di e r on a l pi e de seys mill duca–
dos de oro fino, y le prome tieron si buenos despa –
c hos ( l) y r ecaudos traya d el Rey, que le daria n e l
r epa rtimi ento de Ju an de Mesa , vezino de l Cuzco,
que e nt onces es taua con e l Visorrey en e l pu eblo
( l)
l\'ls.
desjnc/1ndos.