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diócesis;
y
como á gefe visible de la iglesia univer–
sal, le compete la inspeccion sobre todas las iglesias
del mundo. Pero así como "puede suceder·que la doc–
trina del papa no sea la misma que la de su iglesi(l
particular; puede igualmente acaecer que la doctrina
del papa difiera de la de la iglesia universal: luego
estas dos doctrinas ·son realmente distintas. Para
desentrañar con mas claridad esta idea, presentaré ·
las diferentes opiniones de los teólogos sobre la au–
toridad pontificia. Unos pretenden que el papa por
sí solo es infalible, en el mero hecho · de ser sucesor
de San Pedro; y segun su modo de ver, la iglesia
está concentrada en el papa, y no pueden distinguir–
se sus doctrinas. Otros creen que el papa no es in–
falible por sí solo; pero que lo es cuando juzga con
dictámen
y
voto de su iglesia particular de Roma.
Estos teólogos, de acuerdo en el principio que de–
fienden, no lo están cuando se trata de fijar la repre–
sentacion de la iglesia romana: hay quien exige un
concilio compuesto de todo el clero de la diócesis;
hay quien se contenta con solo el colegio de carde–
nales, considerándole como legacion permanente de
dicha· iglesia. Sin embargo, en la comun opinion de
estos se distingue claramente la doctrina del papa
de la de su iglesia particular, pudiendo suceder que
la de esta difiera á veces
d~
la de aquel. Otros en
fin sostienen que el papa no es infalible, ni aun cuan–
do pronuncia de acuerdo con su iglesia particular
de Roma,
á
menos que no reuna el de la iglesia uni–
versal. Bien se echa de ver que en la opinion de es–
tos últimos, la doctrina de la iglesia universal
y
la
del papa con su iglesia particular son _realmente dis–
tintas. Yo no me propongo por ahora decidir esta
cuestion: la he tocado solamente para explicar co–
mo el papa y su iglesia particular, y la iglesia uni–
versal, lejos de formar una misma cosa, son objetos
de conocida diferencia.