· SEñOR NUESTRO.
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años que estaba dotada del dón de profecía ,
y
que
lo mas del tiempo estaba en
el
Templo , pasando los
cl.ias
y
las noches en ayunos
y
en oración '• derraman–
do su corazo11 delante del Señor. Viendo al Niño
J
esus,
conoció quien era' dandoselo
a
conocer
la
misma luz
interior
~ue
se lo había dado
a
COri
cer
a
Sirneon:
y
lo
mismo fue verlo, que prorrumpir al instante en alaban-,
ias,
y en acciones de gracias al Señor, por el favor que
hacía al Mundo en darle en fin un Salvador en
la
per–
sona de aquel Niño;
y
no cesó de hablar del prodigio
q.uehabia visto'
a
todos los que como ella aguardaban
la redencion de Israél.
..,
Habiendo cumplido
la
Santísima Virgen y San Jo–
seph, con todo lo que estaba mandado por
la
Ley, se
volvieron
a
Nazaret, que er.a el lugar de su residen–
cia ; ·peró no pe'rman:ecieron en él mucho
tiempo.
Las perseclllciones contra el Salvador , predichas por
d
santo viejo, no tardaron en verificarse : la fama de
lo que acababa de suceder en
el
Templo , se estendió
bien presto por Jerusalén; en todas partes no se ha–
blaba de otr·a cosa que· de estas prediccion€s, las que
parecía solo podían convenir al Mesías. Llegó este
ruído hasta la corte : asustóse Herodes;
y
ajustando
lo que acababa de suceder, con lo que le .habían dicho
los Magos, se afirmó en que aquellos estranger0s lo
habían burlado : inflamase entonces toda su crueldad;
y
viendo su furiosa ambicion que su primer designio
se había frustrado, tomó entonces mismo
la
bárbara
resolucion de hacer degollar
a
todos los niños de sus
Estados, de dos años abaxo , pareciendole que no
podía menos de envolver en esta general
~atanza
al
que hacía
el
asunto de su temor :
t
pero qué pue-
de