SEñOR
NUESTRO.
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Dios su virginidad desde sus primeros años, parece
no
podía ser madre. El Angel, que es eraba que la Santísil.
rna Virgen le propusiese esta difficultad
,Je
descub rió
entonces todo el misterio. Este Hijo adorable ,
la
di.!.
xo, de que serás Madre en tiempo , no tendrá otro paN
dre que aquel de quien ha nacido ante todos
los
siglos.
Tú no tendras otro Esposo que al Espíritu Sarito ,
el
qual siendo la virtud omnipotente del Altisimo, formá ..
rá en tí el fruto que has de dár
a
luz ' al qual le pon·
drás el nombre de Jesus que quiere decir Salvador,
despues .que lo hayas dado al mundo ;
y
así no temas,
Virgen Santísima; pues lexos de quedár empañado
el
resplandor de tu virginidad , con ser Madre de Dios,
quedará esta virtud en tí mas brillante
y
mas pura :
y
para que veas que ninguna cosa le es imposible, ni aun
dificil
a
Dios; sabete que tu prima Isabél, la qual en
la
edad et.l
qu~
está _no debfa naturalmente ·tener hijos,
no obstante está preñada de un hijo,
y
esto despues de
haber sido estéril toda su vida ;
y
la
qual se creía que
había de morir en su triste esterilidad, se halla al pre·
sen te preñada de seis meses. De pues que
1 Angel hu·
bo desatado
a
Maria sus dificultades, comprehend iendo
esta Señora que podía ser madre, sin dexar deservir–
gen, le dixo al Angel , penetrada del mas vivo afeéto
de reconocimiento , de sumision
y
de humildad :
He
aquí la esclava del Señor; cumplase en
mf
tu palabra,
por mas indigna que sea de un t an grande favor.
Recibida esta respuesta, que ll enó el Cielo
y
la
Tierra del mas dulce gozo , se despidió el Angel de
Maria ,
y
desapareció. En aquel mismo instante vino
el E píritu Santo de lo alto
a
su seno ,
y
derramandose
sobre ella como una sombra la virtud del Altísimo,
e
obró