SEñOR
NUESTitO.
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malicio amente
á
vista de una infinidad de gente , si le
era permitido
a
un
hombre divorciarse,o repudiar
a
SQ
muger po r qua]quier motivo.
El
Salvador
l!Ps
respon–
de, qt1e el mat rimonio era indisol ub le, atendida su ins–
tituci n'
y
que un hombre no podía repudiar
a
su mu–
ger, fue ra de en
cas-ó
de adulterio ;
y
tomando de aquí
ocasion para habl a rles del m ' rito de la castidad, ensal–
zó
el precio, la he rmosura,
y
la&admirables ventajas
· de esta incomparable virtud , poco conocida,
y
aun me–
nos estimada de los Judíos; pero que sería bien presto
amada
y
cultivada por los que seguirían su doétrina:
no
todos, añad ió J es us, comprehenden este moral : el
homb re an imal halla poco g usto en las verdades pura–
mente esp irituales:
la
castidad es un dón de Di.os ; di–
chosos los que recibieren este dón,
y
le conservaren to–
da su vid:t: el que puede comprehender esto, añadió,
comprehendalo;queriendo dar
a
entender con este modo
de hablar,que la castidad no era de precepto,sino solo un
consejo,del qual los hombres carnales eranpoco capaces.
E
tando en esto : se le acercó un jove n ,
y
le di–
xo:
(a)
Buen Maestro, t;qué debo hacer para alcanzar
la
vida eterna'? Guarda los Mandamientos, le respon–
dió
el
Salvador,
¿Y
quales son estos, replicó el jóven'?
No matarás , le dixo Jesus , no cometerás adulterio,
no hurtarás ' no levantarás fa lso testimoni-0' hon ra
a
to
padre
ya
tu madre;
ya
mas de esto, ama
a
tu pro–
ximo como
a
t~
mi smo;
y yá
sabrás quanto debes
amar
a
Dios. Todos estos _preceptos , respondió el
mancebo, los he guardado desde mi juventud;
t,
qué
me
falta
todavía para ser perfeéto? Si quieres ser per–
feéto , le dixo Jesus, anda , vende lo que ti enes ,
y
T
da. .
(a),,
Matb.
t9.