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EXERCICIOS
, ·,
··LUNES
con-peligro
cier,to de su
vida;
que unos
hombr.es t.anincrédulos en vida de su Maestro , no pudie–
ron engañarse despues de su muerte,
y
creerle re–
sucitado, sin tener
de
ello las pruebas mas mani–
E-es ta s; en
fin, que
unos hombres como los .que
.
G~abamos
de decir, que hacian los .mas estupendos
milagros
para establecer la
fe
de
la
Resureccion,
no
pudieron
efeél:ivainente engañarnos; ¿no debe
pasmarnos
el
que
haya
habido incrédulos que
ha-
1
1yan podido resistir
á'
su testimonio? <Pero nuestra
cree.ocia es por ventura mas christiana
?
<y
creyen–
do en ·
J
esu-Christo .verdaderamente resucitado,
. somos acaso mas Christianos? Como el misterio
de
.la ,
Resureccion encierra , por decirlo así ,
ó
á
lo
menos confirma· todos ·1os otros , este misterio creí-
do convirtió todo el Universo. Nosotros le cree–
mos;
<
pero qué efeél:o produce el dia de hoy en
el espíritu
y
en el corazon de los Christianos
la
fe
de· este misterio? La Resureccion del Salvador
es
la prenda segura,
y
debe ser
al
mismo
' tiemp~ ~l
modélo
de
la nuestra; es el fundamento de
nue~tra
fe ;
debe serlo
~almente
de nuestra espe–
ranza;
y
la una
y
rr
otra deben reglar nues
4
tras .
costumbres.
<
Dónde se encuentra, el df'a
de
hby
.esta reforma? Muertos
al
pecado por la
·pe–
nitencia, que debe ser .el fruto del grande ay4-
no que hemos acabado ; una nueva vida debe
. se~
el efeél:o ordinario de
·la
fiesta de
P·asqua.
'. ¿Hay muchas
p~rsonas
'dei .quienes
- se~paedu
de·
~
oi
r ;con verda:d que han resucitadG
?•
Es-
me
Be stefc
saber primero si hay n1uchas qbe
h~yan
muerto al
pecado_,
á
los hábi¡os crim!nales del pecado,
á
las
)
oca-