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EXERCIC/O.S
D1AIII.
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-
PUNTO SEGUNDO.
C
onsidera de donde viene
el
que nosotros
no
experimentémos los mismos efeél:os, ni reci–
bamos los mismos dones ; sobre todo en estos días
privilegiados en que el .Espíritu Santo desciende
sobre los Fieles. Este divino ·Espíritu no es menos
rico ahora , ni menos liberal ;
¿
de dónde viene
pues , que nosotros seamos cada dia mas pobres?
<
Qué se hubiera pensado, qué se hubiera dicho, si
habiendo baxado el Espíritu Santo sobre los Fieles
que estaban juntos en
el
Cenáculo hubiera habido
algunos que hubiesen sido excluidos .de sus dones?
¿Qué se hubiera pensado de estos pobres Discípu–
los , si mientras que los otros poseían el don de len–
guas ,
y
entendian las lenguas de todos los pueblos
de -las diferentes Naciones,
y
eran igualmente en–
tendidos de ellos , hubieran quedado mudos,
y
no
hubieran podido darse
á
entender?¿ Si quando los
Apóstoles transformapQs , digámoslo así , en otros
hombres, predicaban
á
J
esu-Christo con tanta in–
trepidéz, ellos hubié-sen temido salir al público,
y
no hubiesen tenido igual intrepidéz
?
Finalmente,
<si
tan floxos
y
.tan imperfeél:os como ames, se
hu–
biesen escondido,
y
no hubiesen tenido despues una
vida mas regular
ni
mas fervorosa , que antes del
día de Pemecóstes
?
¡Buen Dios ,
y
cómo esta re–
flexí'on nos debe estremecer y aterrar sobre nuestra
poca devocion
!
Si despues de estas grandes solem–
nidades ; si despues de todas estas grándes fiestas
nos encontramos tan indevotos como antes ; si
las
pa~