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pása11Clo a .:;í de l
post alpropte1' hoc,
estabJecien
<lo una re laci ó n
11ecesan·a .
'
Fij ado es te prin cipio general, fácil le es luego
á
Hume cl t"'.s co noce r todo conocimiento metaíl–
sico,
y
fundar un a cie nc ia merame nte relativa
y
fe nome na l, q ue no p uede n i debe ocuparse
de l probl ema de s ubs tancia, de la es piritua lidad
é
inmorta lidad de l a lma; de la libe rtad, del bien
absoluto ; y s i ll ega á sa lvarse de este dtstruc–
tor esce pti cismo la idea ele Dios, es porque Hu–
rne. como Ka n t, incon sec uente, lo refugia asus–
tado e n los in stintos inconsci e ntes de la na tura–
le za huma na.
L1.
moral de Hume proyecta, á
s u vez, un c ru do sensualismo.
Aunqu e no pa rt icipando de la idea de .H amil–
t o n qu e considera á Hume como e l padre
er–
dadero de la filo sofia contemporán ea, pues so–
b re é l, au nque haya sido su di cípulo, se en–
c ue ntra e l nombre de K a nt ; si n embar{iO Da–
v id H ume ·representa un o de los factores prin·
c ipa lís irnos en el desarrollo ele la ciencia filosó–
fi ca de nues t ro siglo ; mereciendo ser con idera–
do. no sólo como e l precursor del
filó
ofo de
I'" onig-;berg, sino también de la filosoíla positi–
va co ntemporánea
y
de las escuelas históricas
c rítica..
' o debe verse únicamente en él, al fria
e:;cép tico que destruye e l valor le nuestros co–
nocimiento.. sino al c rítico profundo que pene–
t ra e n todos los probl emas filosófico , religio–
. os
y
sociales;
y
que i no lo
resuelve, bo que–
ja
á
lo meno , el c mino por donde debe diri·
~i rs e
en su estudio
el
pensamiento científico de
n ues t ro si lo.
L as e scuela
,
que aún en su tiempo comba-